09/11/2021: Mi resigráfica

Sin que nadie me lo haya pedido he decidido hacer un análisis de situación.  Parece que cuando nos dejamos conducir por la inercia del día a día viene bien resituarse, respecto al pasado, en el presente, con vistas al futuro.  Eso he intentado y como soy de naturaleza visual, hice una gráfica que llamaré "mi resigráfica".

En cualquier proceso académico, laboral o vital que experimento, puedo distinguir las etapas que se van sucediendo, en el caso de esta vía MIR están incluso marcadas por los años. 

El primer año lo llamamos R1.  Es un comienzo, plagado de presentaciones y muchísimas caras nuevas de compañeros, tutores, médicos, pacientes... Nuevos escenarios, centro de salud, hospital, urgencias.  Creer que necesitas un mapa a cada paso.  Pero está marcado por la ilusión y el entusiasmo.  En mi caso se inició desde 0, ninguna experiencia laboral previa, a la espalda mucho estudio pero poca práctica y la sensación (muy real) de "todo por aprender".   Fui entendiendo algunas cosas sencillas y cualquiera de ellas suponía un avance tremendo; de no tener ni idea, a saber sólo un poco el cambio es abismal.  Nunca me sentí sola porque nunca lo estuve, los R1 siempre tienen alguien con experiencia muy cerquita, supervisando.

El segundo año es lógicamente el R2.  La sensación al empezar es la de soltarse de la mano.  Aunque no estaba sola sentía que la responsabilidad se subía a mis hombros y la supervisión se volatilizaba.  Seguía aprendiendo mucho, con más esfuerzo pero muy buen ánimo y de repente... una pandemia nos puso del revés a todos.  Volvimos al centro de salud pero ya no era el mismo.  Se me olvidó aprender, estuve enferma, muchos lo estuvieron, y en pocos meses entendí que sobrevivir implicaba un compromiso, recuperar el tiempo robado.   Y con esfuerzo titánico creo que lo conseguí finalmente.

Llegó el tercer año, el R3.  Llevaba dos años fuera del centro de salud, rotando por el mundo del hospital y las consultas de otras especialidades, aprendiendo despacio.  Echaba mucho de menos la MFyC (Medicina Familiar y Comunitaria), sólo pensaba en volver a mi centro de salud.  Y volví, y me choqué con una agenda a doble cara que en ninguna otra consulta había visto, un programa de ordenador indomable que me hacía y me hace rabiar, restos de pandemia sobre la mesa y el teléfono, una tutora contenta de tenerme con ella, tantos pacientes por conocer, algunos MFyCs por descubrir.

Sin darme cuenta era y soy R4.  Estoy en la mitad del último año y el tiempo se ha detenido en una espiral de consultas a rebosar y guardias que ya no dan tregua.   Sobrevivir a la consulta, reponerme de las guardias son mis objetivos, disfrutar durante el poco tiempo libre que tengo es el capricho que me doy,  aprender huyó a un segundo plano hace unos meses.  

Perseguir la excelencia en lo que hacemos parece agotador, yo creo que es un mito o al menos está al alcance de muy pocos.  Diariamente se hace duro elegir "entre lo bueno y lo perfecto", aunque la elección es clara cuando se hace sin tiempo, sin fuerzas, a veces sin dormir.  

Quizá debería ajustar mis expectativas a mis posibilidades, o quizá con esfuerzo pueda ser algún día tal y como me sueño.  Nada hay escrito sobre cómo será mañana, cualquier momento es bueno para escribir mi propia historia, cambiar mi "resigráfica". 



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