Antes de contar esta historia tendría que aclarar que los MIR MFyC como yo, hacemos guardias. Quiere decir que, aparte del trabajo de la consulta por las mañanas, tenemos 4 o más bien 5 días diferentes al mes. Son días en los que no descansas porque de la consulta corres hasta la urgencia de tu hospital de referencia y no sales de allí hasta las 8 de la mañana del día siguiente. Da vértigo la suma pero suponen 24 horas de ininterrumpido trabajo.
Pues bien, en una de esas madrugadas de guardiana conocí a Manuel, mi oncopaciente favorito. Tiene un tumor que le ha dejado múltiples réplicas de si mismo por el cuerpo y sabe que no le va a dejar envejecer. Le da la lata porque a veces le duele, a veces le sangra, a veces le angustia; pero con un poco de ayuda lo va manejando y solo necesita venir a urgencias de vez en cuando.
- "Bueno Manuel, todo ha salido más o menos en su línea, hoy no necesita que le pongamos sangre, el dolor está controlado y, lo más importante, usted quiere irse a casa y descansar allí y yo no se lo voy a complicar si está en mi mano".
Conforme con el plan, lo llevaba con su familia para hablar también con ellos, cuando me sorprendió diciendo:
- "María, usted no es médica de urgencias, ¿verdad?"
- "Hoy sí Manuel, pero el resto de los días soy médica de cabecera. ¿Porqué me lo pregunta?"
- "Porque parece de esos médicos que vienen a mi casa y me preguntan lo que prefiero hacer. Así que muchas gracias, no le diré a nadie que usted no es médica de urgencias."
Y para qué explicarle nada más si él ya tiene claro a dónde pertenezco. Gracias a ti Manuel, guárdame el secreto.
Me ha encantado
ResponderEliminarQue importante es escuchar al paciente, ponerlo en el contexto y pedirle su opinión.
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