Tengo la sensación de que los MIR MFyC tenemos, casi siempre y por cualquier motivo, mucha prisa. Me doy cuenta de que voy casi corriendo a todas partes aunque no llegue tarde, y si mientras camino puedo oír o leer las últimas noticias, mejor. Suelo hacer dos cosas a la vez (porque tres son multitud) y acostumbro a exprimir hasta los últimos minutos del día robándome casi siempre ocio, con frecuencia descansos y a veces sueño. Estudio a diario mirando el reloj, leo deprisa y escribo abreviando. Me organizo con listas, colores en el calendario, algunas alarmas (citas, cursos, guardias, compromisos, plazos, temas o pacientes que repasar), priorizo, aplazo y a veces renuncio.
En las guardias pongo el turbo porque la urgencia suele requerirlo, en la consulta vamos ligeras porque la gran cantidad de trabajo nos lo impone, en casa me doy garbo ya por no perder ritmo. Y así, cada día parece una contrarreloj contra el anterior, mientras cuerpo y mente aguanten. Sólo me dí cuenta de lo deprisa que iba cuando de verdad me permití parar.
Después de unos días de freno puesto, empiezo de nuevo a rodar despacio. La inercia me llevará a la carrera, a ver si me acuerdo de que tengo que ir a la velocidad que me permita apreciar el paisaje con nitidez.
Todos los días necesitaré mucho tiempo para ser médica, y un ratico para estudiar como serlo mejor. Necesitaré una pausa para mi ocio y un instante para el silencio dentro de mi. Y querré un momento para estar sola y muchos para ser pareja, para ser familia y para ser amiga.
No he podido evitar volver rápido al trabajo, prometo que ni llego tarde ni tengo prisa, fue como correr a abrazar a quien echabas de menos.
Ánimo María que tú puedes!!!!!
ResponderEliminarA tope Mari, eres la mejor 💜
ResponderEliminarRegular la velocidad y mantener el freno...para llegar a todo con calma
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