El sistema MIR hereda la competitividad que generó la selectividad y luego la carrera en medicina, y a veces impera más la jerarquía que el compañerismo. Es casi inevitable compararse con los coetáneos constantemente y es sencillo acomodarse tanto en la inexperiencia del R1, como en la autoridad del R4. Es complicado entender que creceremos todos juntos a nuestro ritmo. Pasamos de pequeños a mayores, cambiamos nuestro rol casi sin darnos cuenta.
En este escenario, yo me hice R mayor el día que conocí a mi R pequeño.
Él es un MIR MFyC que empezó esta misma aventura, en el mismo centro de salud que yo, con la misma tutora que yo, un poco más tarde que yo. Cuando llegó, yo quería contarle millones de cosas que iban a pasarle, quería darle muchos consejos que creía que le ayudarían a mejorar o a vivir más tranquilo, quise contar con él en todo lo que yo hiciera. En el fondo, el cuerpo me pedía protegerlo, no sé muy bien de qué o de quién, me pedía estar "muy encima".
Supongo que los R mayores sentimos cierta responsabilidad hacia nuestros nuevos compañeros; porque queremos que pasen por la residencia más cómodamente; porque allanar el camino para que quienes vienen tras de ti tropiecen menos, valida de alguna forma tu propio caminar.
Pero lo cierto es que nuestros R pequeños no nos necesitan, mi R pequeño no me necesita para nada. Él llegó con ilusión suficiente para los 4 años que tenía por delante, va descubriendo sus fortalezas y sus debilidades con el día a día, toma sus decisiones y cada etapa le va preparando para la siguiente. Tendrá mil preguntas pero sabe perfectamente dónde ir a buscar las respuestas. También sabe que si un día quiere preguntarme algo, sepa o no contestar, siempre estaré para escucharle.
A veces pisa donde yo dejé una huella, pero muchas veces no; y eso es lo que más me gusta de él. Aunque coincidimos en la forma de entender la Medicina de Familia y Comunitaria, vamos juntos a los congresos y compartimos la curiosidad por la sanidad penitenciaria, también disfruto conociendo eso que nos hace diferentes.
Mi R pequeño se convertirá dentro de poco en R mayor, será un placer estar siempre cerquita para verlo.
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